miércoles, 23 de abril de 2008

El Metro es la principal atracción de la XI Feria


Santo Domingo. La Feria Internacional del Libro, en su XI versión, tiene este año un atractivo adicional: El Metro de Santo Domingo.

Si bien en esencia la controvertida obra no tiene nada que ver con el montaje de la Feria, las pruebas realizadas ayer aprovechando un público cautivo, constituyó la principal atracción de quienes asistieron a la principal actividad cultural del país.

Ni las ofertas de libros de autores locales y extranjeros, en ocasiones a buen precio, ni los pabellones, casetas o kioscos con novedosos y originales diseños, parece atraer más la atención de quienes acuden a la Feria que la posibilidad de realizar un paseo en el Metro.


En las estaciones Hermanas Mirabal, Caonabo, Casandra Damirón y Feria, las filas de interesados en abordar uno de los vagones parecían interminables y se destacó la presencia de familias enteras.

Rafael Hernández, quien reside próximo al Mirador Norte, acudió con su familia a la estación Hermanas Mirabal para, según sus palabras, "ser parte de la historia".

Igual ocurrió con Esteban Peralta, de Los Guarícanos, quien acudió a esa estación junto a su esposa y sus dos hijos.

"Vinimos a traer los muchachos porque querían conocer el Metro", dijo Peralta, cuya hija menor sonreiría al escuchar sus palabras como si se aprestara a disfrutar las atracciones de un parque de diversiones.

La seguridad y la información son dos aspectos fundamentales que resaltan a la llegada del pasajero a las estaciones. Un ticket y algunas instrucciones en un volante son entregados en una carpa. Agentes de la Policía y de Seguridad del Metro cuidan las instalaciones y a los ciudadanos.

Oficiales superiores o subalternos reciben al pasajero y lo instruyen, a veces con el uso de megáfonos, sobre las normas de seguridad que deben seguir para evitar accidentes.

"Agarren a los niños por favor para que no corran; sujétese de la barandilla al subir la escalera; deben caminar de este lado de la raya amarilla...", son algunos de los consejos que se comunican a los pasajeros.

Desde la estación Hermanas Mirabal, tras una parada en la Caonabo, el recorrido hasta el Teatro, se realiza en breves minutos.

Para Carlos Castillo, del residencial Máximo Gómez, fue una bonita experiencia viajar en el Metro, al que definió como un transporte cómodo, refrescante y muy organizado.

Pero el ingrediente político fue manifestado en varias ocasiones.

Una estudiante del liceo Panamericano, al observar a un compañero de clases en una de las filas en el Teatro Nacional, exclamó a todo pulmón: "Oh, miren este pepehachista, ¿y qué tu haces aquí, tanto que critican el Metro y mírenlo, también vino a coger su gutico".

Sólo por el paseo

Algunos ciudadanos no sólo acudieron a visitar la Feria, sino interesados en vivir la experiencia de viajar en el Metro. Nataly Rodríguez, de Haina, subió en el Teatro, bajó en Villa Mella y abordó otra vez hacia el Teatro. Aprovechó para apoyar el Metro porque "para progresar se requiere de gastos y sacrificios". Admitió que la población podría sufrir con el pago de sus impuestos, pero opinó que el Metro vale la pena. "Esas necesidades siempre van a estar", exclamó Rodríguez, cuestionada si la obra merece el costo social que se deberá pagar.

Fuente: Diario Libre


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