El país está sufriendo los efectos de un aumento de precios de la generalidad de los alimentos, huelgas consecutivas en los hospitales públicos propiciada por un grupito de los médicos enquistados en el Colegio que los agrupa, marchas y amenazas de paros de parte de los maestros, huelgas generales y desórdenes en comunidades que demandan atención oficial.
Pareciera que el país está ‘patas arriba’. Pareciera que vivimos en un estado de ingobernabilidad o, por lo menos, a eso pretende llevarnos una oposición política que se siente acorralada ante el empuje de la candidatura del partido oficial para las elecciones que se celebrarán en 30 días.
A decir y creencia de dirigentes de los sindicatos, del denominado Foro Social, de los profesionales que dirigen colegios y asociaciones, como las de los médicos y de los maestros, el Gobierno ‘no quiere problemas’ en este período electoral y, por tanto, el momento ‘es el mejor’ para presionar sobre las demandas que pretenden.
Tendría lógica ese razonamiento, esa pretensión, si fuera realmente reivindicativa, de esos gremios, no auspiciada por los ‘estrategas’ y/o candidatos de una oposición política frustrada al ver naufragar sus proyectos de llegar al poder por el poder del voto.
Ante una situación de crisis económica de Estados Unidos y los serios problemas de la economía mundial –el petróleo a $111 dólares el barril, alzas violentas en los precios del trigo, el maíz, el sorgo y la generalidad de las materias primas en Estados Unidos y Europa- los dominicanos esperábamos de la clase política una unificación de criterios para luchar contra estas realidades y salir airosos, por el bien general, por el bien de la nación.
Pero no. Mientras se percibe al Gobierno luchando ‘a brazos partidos’ para contrarrestar los efectos de esta crisis, la oposición apuntala a grupos que se han forjado y actúan con el único norte de promover el caos, la intranquilidad, la desesperanza, porque ese ha sido su modus operandi, y hasta su razón se ser, al no haberse insertado en la realidad y las oportunidades que la democracia nos impone.
Por ello es que decimos que la política lo contamina todo y que en los períodos de elecciones esas presiones se extreman. De ahí que cobra más vigencia, cada vez, la idea de que las elecciones sean unificadas, más espaciadas, a fin de evitarle a la población que las aprensiones de malos dominicanos –incluso que pretenden gobernar la nación como resultado de decisión de la mayoría expresada en las urnas- se traduzcan en perturbación de la tranquilidad y las esperanzas con que vivimos millares de dominicanos.
Periodista
Pareciera que el país está ‘patas arriba’. Pareciera que vivimos en un estado de ingobernabilidad o, por lo menos, a eso pretende llevarnos una oposición política que se siente acorralada ante el empuje de la candidatura del partido oficial para las elecciones que se celebrarán en 30 días.
A decir y creencia de dirigentes de los sindicatos, del denominado Foro Social, de los profesionales que dirigen colegios y asociaciones, como las de los médicos y de los maestros, el Gobierno ‘no quiere problemas’ en este período electoral y, por tanto, el momento ‘es el mejor’ para presionar sobre las demandas que pretenden.
Tendría lógica ese razonamiento, esa pretensión, si fuera realmente reivindicativa, de esos gremios, no auspiciada por los ‘estrategas’ y/o candidatos de una oposición política frustrada al ver naufragar sus proyectos de llegar al poder por el poder del voto.
Ante una situación de crisis económica de Estados Unidos y los serios problemas de la economía mundial –el petróleo a $111 dólares el barril, alzas violentas en los precios del trigo, el maíz, el sorgo y la generalidad de las materias primas en Estados Unidos y Europa- los dominicanos esperábamos de la clase política una unificación de criterios para luchar contra estas realidades y salir airosos, por el bien general, por el bien de la nación.
Pero no. Mientras se percibe al Gobierno luchando ‘a brazos partidos’ para contrarrestar los efectos de esta crisis, la oposición apuntala a grupos que se han forjado y actúan con el único norte de promover el caos, la intranquilidad, la desesperanza, porque ese ha sido su modus operandi, y hasta su razón se ser, al no haberse insertado en la realidad y las oportunidades que la democracia nos impone.
Por ello es que decimos que la política lo contamina todo y que en los períodos de elecciones esas presiones se extreman. De ahí que cobra más vigencia, cada vez, la idea de que las elecciones sean unificadas, más espaciadas, a fin de evitarle a la población que las aprensiones de malos dominicanos –incluso que pretenden gobernar la nación como resultado de decisión de la mayoría expresada en las urnas- se traduzcan en perturbación de la tranquilidad y las esperanzas con que vivimos millares de dominicanos.
Periodista
Ruddy Gonzalez
rlgonzalez@codetel.net.do
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